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sábado, 17 de agosto de 2019

UNA MIRADA SOCIOLÓGICA DEL CONOCIMIENTO: Mignolo y Bourdieu. Desde “La Geopolítica del conocimiento y la diferencia colonial” y “El Campo científico.


UNA MIRADA SOCIOLÓGICA DEL CONOCIMIENTO: Mignolo y Bourdieu. Desde “La Geopolítica del conocimiento y la diferencia colonial” y “El Campo científico.
Por: Félix A. Vargas A.


            Para abordar este esfuerzo de lectura, análisis y crítica hemos seleccionado dos obras que se insertan en la perspectiva sociocrítica y decolonialista para ajustarnos a los criterios planteados en este ejercicio de reseña bibliográfica. La primera de ellas le pertenece a Walter D. Mignolo cuyo tema se enfoca en “La Geopolítica del conocimiento y diferencia colonial”. En ella, Mignolo desarrolla como propósito explicitar el concepto de diferencia colonial epistémica que se deriva de la colonialidad del poder y que trasciende las posiciones de la derecha y la izquierda en cuanto a alcances epistemológicos resultado de la globalización y la universalidad. Específicamente, Mignolo intenta comprobar su intuición que Dussel, Wallerstein y Quijano se ubican en posturas opuestas.
            Para cumplir con tal propósito e intuición, subdivide Mignolo su desarrollo teórico en cinco subtemas orientadores de su discurso: la civilización occidental y el sistema mundial moderno/colonial, la filosofía de la liberación y la descolonización de las ciencias sociales, el capitalismo histórico y la colonialidad del poder, la colonialidad del poder, dependencias y eurocentrismo, eurocentrismo y geopolítica del conocimiento y cierra este escritor con una conclusión que resume los principales argumentos desarrollados en su texto. Interesante pero complejo discurso que amerita un ejercicio de discernimiento y análisis y relación al tomar y entrecruzar perspectivas de autores diversos.
            Vistas estas consideraciones preliminares, este autor sostiene que el concepto e imagen de modernidad se separan de aquellas que definen y simbolizan al sistema mundial moderno. El lenguaje y el sistema de léxicos de las ciencias sociales son criterios distintivos del sistema mundial lo que le permitió a estas participar del cuestionamiento de la modernidad ante la entrada del postmodernismo a lo que Dussel prefiere significar como  de transmodernidad.  En esa perspectiva crítica, se sitúa el análisis del sistema mundial derivando en la inferencia de una modernidad y una colonialidad que son inseparables, la segunda es un elemento constitutivo de la primera y no una consecuencia.
            Estos son los ejes temáticos que puntualiza Mignolo en su primer subtema. El segundo se enfoca en la teoría de la dependencia la cual ha sido muy criticada permaneciendo intacta en su razón de ser. Se consolida, según este autor, la dependencia como la estrategia principal para ejercer el poder colonial lo que implica una respuesta externa mientras que el análisis del sistema mundial equivale al estudio crítico interno. Ello conduce a concebir la expansión occidental en los órdenes económico, político, educativa e intelectual sin que se considerará en las diversas perspectivas la diferencia colonial epistémica lo que origina una solicitud de un nuevo sentido común de De Sousa.  Mignolo desmitifica la intención de planetarización de las ciencias sociales de Wallerstein calificándola como una opción colonizadora intelectual.
Continúa Mignolo con un cuestionamiento de las ideas de Vattimo y su ontología hermenéutica del ocaso y la contrapone  a su concepción de geopolítica del conocimiento del sur, argumentando la imposibilidad de la filosofía occidental de ser una filosofía política de inclusión. Niega la colonialidad del ser como una continuación de la filosofía del ser occidental desprovista de historicidad y hace emerger una necesaria perspectiva desde un punto geográfico y considera además la diferencia colonial epistémica.  Elementos que vienen a enriquecer los puntos de vista y la visión para quienes no somos expertos en estos estudios filosóficos, sociológicos o en general esfuerzos intelectuales.
Aún más, Mignolo avanza en su discurso introduciendo el análisis de las ideas de Deloria y Bernasconi al coincidir el primero con Dussel en separarse de las cosmologías occidentales mientras que el segundo motiva a pensar en la filosofía deconstructivista y reconstructivista africana orientada a  una deconstrucción desde la exterioridad para una descolonización de la filosofía como un proyecto de liberalización. Pues de esta manera la transformación del saber y de lo social se origina en cambiar la precariedad por una descolonización del saber.
En esta perspectiva y en concordancia con lo expuesto Mignolo se adentra en el capitalismo histórico y la colonialidad del poder. Para ello toma como clave la concepción de capitalismo histórico de Wallerstein centrado en la expansión histórica del capitalismo y su gradual transformación adoleciendo de incluir la exterioridad económica que gira alrededor de la plusvalía.  El estudio de Wallerstein resulta para Mignolo herramienta útil que le permite argumentar con una analogía entre filosofía y economía la debilidad del sistema político socialista de no superar el deseo de acumular riquezas que caracteriza al sistema capitalista por encima del deseo de contribuir.
  Precisamente, este argumento lo conduce a ingresar al terreno de la exclusión de la diferencia colonial que obliga al estudio y análisis desde la exterioridad. Luego, se dedica al análisis de categorías tales como el racismo y la universalismo discutidas por Wallerstein quien según Mignolo olvida el colonialismo luego de desmontar ambas. Caso opuesto el de Quijano y Dussel quienes con sus conceptualizaciones de colonialidad del poder y transmodernidad se orientan a tal fin. Producir, transformar y expandir unas ciencias sociales independientes de aquellas eurocentradas es la tarea propuesta.
Así, pues, alcanzamos el cuarto peldaño de la estructural discursiva de Mignolo en la que descompone sus perspectivas de colonialidad del poder, dependencias y eurocentrismo. En el mismo sostiene este autor que existe una modernidad con una colonialidad como elemento constitutivo y ello intencionalmente desde las miradas geopolíticas de la civilización occidental y el sistema mundial moderno-colonial con el apoyo de la noción de re-originalización de Quijano. Se crea así una relación entre colonialidad actual y post-colonialidad o colonialidad global. Lo que inquieta a Mignolo para proponer la urgencia de pensar y producir conocimientos desde la diferencia colonial.  
El último nivel de argumentación de este autor lo dirige al estudio y análisis del eurocentrismo y geopolítica del conocimiento insistiendo en los límites que impone la diferencia colonial epistémica lo que resulta en el cese de la validez de la epistemología occidental provenga de derechas o izquierdas. No es suficiente sustentarse en el universalismo o la globalización tal y como lo hace Zizek, a propósito, luego de analizar su analogía nos ofrece su propuesta de pensamiento límite: la diversalidad como red que se opone a la universalidad en función de criterios transversales.
El autor en cuestión expresa un aporte importante en la forma del diferencia colonial epistémica mediante el análisis minucioso de autores situados en diversas disciplinas como la filosofía, la sociología y los de talante intelectual. Ello representa una contribución excepcional que debe dejar el sabor de no ser una propuesta más para quienes como él defienden la especificidad epistémica de los colonizados del sur. Sin embargo, nos deja una inquietud en la necesidad de definir o precisar si es una búsqueda más, en que estadio de esa búsqueda se encuentra o si por el contrario es un esfuerzo aislado, desintegrado del todo que representan los esfuerzos de quienes por su lado indagan en la misma dirección. Mención aparte merece una inserción que se quiere dilucidar o mejor se plantea para la reflexión y posterior discusión. La necesidad espiritual del hombre tiene una huella histórico-evolutiva que según él se debe complementar con el espacio vinculado a la dimensión política. Pues bien, la interrogante se orienta a dudar si la importación de la religión o la cristianización además de un mero elemento colonizante, de representar una cortina o barrera no es más bien la necesidad de asumir una actitud natural que siempre ha existido en la Humanidad. Basta recordar las huellas de tal naturaleza en las grandes civilizaciones de América Central y del Sur.
En otro orden de ideas, la actitud crítica científica en el seno de la filosofía o la sociología tiene connotaciones de orden científico, sin embargo, como estrategia contribuye a buscar una etapa resolutiva de las problemáticas y en algunos casos a reelaborar procesos que como la epistemología así lo requiere para su sentido y valor regional. La diversalidad trae consigo nuevas complejidades que dejan como desafíos la conformación de novedosas metodologías que deben conforman un cuerpo integrado de propuestas para darle forma y solidez a esa epistemología de la diferencia colonial  que menciona Mignolo.  Y se afirma lo anterior por el cuestionamiento implícito que se hace al paradigma integral de la complejidad cuyo exponente es Edgar Morín. Es decir, la propuesta de Mignolo, intencionalmente o no,  en ideas en círculo aterriza en la idea de complejidad moriniana.
Incluso en su análisis de los autores adopta un enfoque multidisciplinario y hasta transdisciplinario al observar el valor para la ética, la política y otras áreas de la geopolítica del conocimiento y diferencia colonial.  Concepción multidimensional del objeto de estudio requerida para una construcción de lo cuestionado.
La segunda obra a reseñar es “El campo científico” de Pierre Bourdieu con el fin de extraer aportes relevantes para los objetivos de nuestras tesis. Estructura Bourdieu su texto en subtemas guías de su discurso: la lucha por el monopolio de la competencia científica, la acumulación del capital científico, capital científico y propensión a invertir, el orden científico establecido, de la revolución inaugural a la revolución permanente y la ciencia y los doxósofos. Así, Bourdieu inicia con una idea central: el campo científico es un espacio en el que la competencia es una lucha por el monopolio de la autoridad científica, entendiéndose campo científico como es un sistema de relaciones objetivas entre posiciones adquiridas anteriormente.  
En ese orden de ideas, se trata de un reconocimiento social en sincronía con el incremento de los recursos científicos  acumulados y la autonomía del campo el cual produce y lleva implícita formas de intereses en dualidad: intrínseco y extrínseco. Las prácticas derivan en la búsqueda de autoridad científica determinada por un interés. De tal manera pues que los conflictos epistemológicos son una clara señal de conflicto político por tanto este sociólogo francés pretende delimitar su enfoque al ámbito epistemológico. Es así como un investigador hace su trabajo interesante tanto para él como para los otros sin descuidar lo que representa la respetabilidad académica. De allí que al recordar el campo científico como un escenario de antagonismo político por la consecución del dominación científica el investigador se vuelque al beneficio científico del reconocimiento. 
Vistas las anteriores consideraciones, la autoridad científica sustancialmente es un capital social traducido en clientes representados en sus competidores quienes le reconocerán sus productos. Ello obliga a someterse a los cánones impuestos en cuanto a concepción de ciencia de la autoridad dominante en el ámbito científico en función de sus intereses. Muy relevante es la discusión abordada por Bourdieu sobre el descubrimiento como hecho científico, el derecho de propiedad científica que remite al debate epistemológico entre la visión positivista y las posturas interpretativas y sociocríticas alimentando las luchas científicas en el seno del campo científico.
Precisamente, la autoridad científica afirma este sociólogo es aquel capital que puede ser acumulado, transmitido y reconvertido al cuidar una carrera exitosa en términos de reputación y prestigio fundamentados en criterios de valor distintivo y originalidad incluso en escenarios de administración o detentación de cargos de autoridad. En relación con esta afirmación el concepto de visibilidad (relativa o intrínseca) es un concepto crítico y que puede incluso asumirse como un patrón injusto que coloca al inexperto o al experto desinformado en situación de desventaja.
La estructura del campo científico en sus transformaciones es intermediada por las estrategias de conservación o de subversión de la estructura dada la comprensión de los cambios en virtud de las inversiones en la investigación en la administración científica. La lucha científica y política se expresa en formas que dependen de la estructura del campo en tanto monopolio del capital específico de autoridad científica y la competencia en condiciones equitativas de distribución del capital entre todos los competidores conformándose el derecho de entrada.
Resultado de esta competencia el campo autónomo se va estructurando homogéneo en la medida que los recursos científicos acumulados se incrementan originando así la posibilidad de transformaciones permanentes en pequeña escala en confrontación con la ciencia oficial, el sistema de enseñanza en el que se producen y reproducen los bienes científicos entre otras funciones y los instrumentos de difusión destinados a la consagración de quienes producen sus bienes científicos. Sin embargo los dominados o recién llegados ejercen su poder de decisión al seleccionar estrategias de subversión o de sucesión en la invención resolucionadora o la invención herética planteada al orden científico establecido. Un rol fundamental sostiene Bourdieu lo cumple el habitus científico inculcado por el sistema de enseñanza.
De esta manera, se impone un dilema que invita a reflexionar sobre el vínculo entre el orden social y el orden científico en el que el primero debe ajustar las condiciones para que la verdad sea el principal interés más no los intereses específicos de quienes están involucrados en el segundo. La marca ideológica se refleja en las teorías parciales de la ciencia y sus transformaciones. La cientificidad queda sepultada en detrimento del avance científico, más aún, todo propósito de cambiar el orden científico lo interpreta Bourdieu como “revoluciones contra el orden establecido”. Sin embargo, este efecto se reduce si la institución acompaña la intención de transformación lo que incide en la eliminación de las consecuencias políticas, denominado por este sociólogo como “dogmatismo legítimo”.   
En consecuencia, lo impensado, la doxa o la influencia de los doxósofos se debilita en razón de la fuerza e intensidad del antagonismo generado en el seno de la estructura de campo. Colaborando a ello las disfuncionalidades tales como el secreto y el rechazo a la colaboración. A propósito de los doxósofos y la ciencia está última es validada colectivamente por los que representan sus fundamentos, lo que el sistema de enseñanza trasmite y los mecanismos institucionales instaurados para garantizar la selección social y escolar de los investigadores, su formación, el control para utilizar los instrumentos de investigación y su publicación. Todo ello bajo la figura de la doxa de censura para unos y de denuncia para otros, ambas plenas de arbitrariedad social. En este escenario los doxósofos, sabios en apariencia o sabios aparentes, se desvinculan del orden social al monopolizar ciertas prácticas o de reflexión de sus prácticas mediante el uso de jergas eruditas para efectos de una falsa ruptura propios de campos sin autonomía.
Continúa Bourdieu en su discurso con la idea de la inexistencia de la ciencia neutra por considerar que la ciencia social participa en la lucha política otorgándole carácter de ciencia autónoma y cientificidad a la sociología, en contraposición de aquellas que imitan el valor acumulativo o la apariencia de la acumulación. Y frente a sus adversarios emiten estrategias de cierre o de denegación generando un círculo de intimidad. En estas condiciones plantea este sociólogo cabe destacar la figura de los adversarios cómplices quienes en realidad son los que ejercen el control y la censura. Por ende, la transformación de los principios del funcionamiento del campo científico es la clave para invertir la relación de fuerzas en el mismo.
De acuerdo con ese planteamiento,  la sociología de la ciencia no es relativista, tiene claras definiciones de la diversidad de posiciones relacionadas con representaciones de la ciencia traducidas en posturas epistemológicas que en realidad reflejan la ideología. En suma, Bourdieu refrenda su texto afirmando que el buen sociólogo se distingue por tomar como objeto a sus adversarios y sus estrategias y el juego que dirige sus propias estrategias asomando su posible gobierno o dominio de su sociología y su metasociología.
Muy a propósito de los lineamientos epistemológicos, sociológicos, filosóficos, teóricos que inciden en nuestros países del sur, Pierre Bourdieu aporta el paralelismo del concepto de campo científico que por mucho que debatamos o nos rebelemos siempre estará inmerso en nuestra específica sociología. Obligada reflexión acerca de lo que Bourdieu sostiene para los investigadores, sus decisiones y su carrera porque existen adversarios cómplices.
De modo pues que Mignolo aborda la diferencia epistémica colonial como un categoría de análisis clave para entender el decolonialismo desde la contraposición con posturas epistémicas de otros autores o teóricos: Dussel, Wallerstein, Quijano, entre otros. La deconstrucción crítica de Mignolo de las narrativas de estos autores configura su epistemología del sur, una epistemología regional, decolonizante. Se entiende que se avecina una construcción teórica regional con categorías propias y cuya esencial pretensión es visibilizar la diversidad de historias locales que posibilitan su emergencia desde la marginalidad.
La descolonización se erige como un proceso complejizante mediante el cual se asumen los retos y desafíos de la superación de los rezagos epistemológicos relacionados con los modos de interpretar y comprender la realidad, el poder, el ser ontológico. En virtud de ello, se considera la necesidad de crear un mundo sin excluidos tributados éstos por los beneficios del buen vivir y el bien común. Es un mundo pluricultural entretejido por el diálogo de saberes con una nueva convivencia.    
Mientras tanto en el lado de Bourdieu se encuentra la conceptualización de campo científico. Su elaboración representa un esfuerzo para comprender e interpretar las relaciones existentes en el mundo científico, en la comunidad científica como un todo totalizante y de naturaleza social.   
Obras reseñadas:
Mignolo, W. Geopolítica del conocimiento y diferencia colonial. Academia. Revista sobre
enseñanza del Derecho año 9, número 17, 2011, págs. 67-84. Buenos Aires, Argentina (ISSN   1667-4154)

Bourdieu, P. (s/f) El campo científico. Publicado originalmente en Actes de la recherche en sciences sociales, No. 1- 2, 1976, bajo el título Le champ scientifique. Traducción de Alfonso Buch, revisada por   Pablo Kreimer.


miércoles, 10 de junio de 2015

TENDENCIAS INTERNACIONALES Y REFORMAS CURRICULARES. LA MIRADA DE N. BARRETO DE RAMÍREZ
Autor: MSc. Félix A. Vargas A.
Correo electrónico: felixvargas2007@gmail.com


En el ámbito internacional existen experiencias en cuanto a cambios o reformas curriculares que lucen como guías u orientaciones. Los criterios para abordar las tendencias son igualmente variadas. Sin embargo, se deja de lado el enfoque histórico que contextualiza en el tiempo las diversas propuestas y sus ejecuciones o desarrollos.
 En este orden de ideas, Barreto (s/f) resume las principales tendencias agrupadas en once tipos: 1. generación de teoría curricular sustentada en la práctica educativa; 2. construcción de curricula integrados a través de los procesos de cooperación, cogestión, enfoque por competencias y planeación estratégica; 3. flexibilización curricular bajo diferentes modalidades; 4. hibridación o convergencia de especialidades y profundización de las herramientas intelectuales; 5. asunción de visiones inter, multi y transdisciplinares en la construcción curricular; 6. adopción y uso de las TIC en aplicaciones diversas; 7. promoción del desarrollo humano y fortalecimiento de la dimensión ética; 8. incorporación de la pedagogía por proyectos a la elaboración curricular; 9. reformas inclusivas a través de la formación para el compromiso social; 10. incorporación de manifestaciones del curriculum oculto al curriculum en acción; 11. revisión permanente de las ofertas de titulación en las universidades y el perfil de quienes lo forman. Sobre cada tendencia, la autora realiza el análisis y consideraciones respectivas a partir de una exhaustiva revisión documental (Barreto, s/f. p.1).
1.      Esta autora explica que la generación de teoría curricular que como resultado de la multiplicidad de enfoques se determinó el interés en la necesidad de crear argumentos para superar los problemas de naturaleza teórica y conducir las reformas sin traumas en las instituciones educativas.  En este sentido, Stenhouse, citado por Kemmis (1998) considera que “la problemática permanente del estudio del currículum se fundamenta en la relación existente entre nuestras ideas (teorías) y la práctica curricular” (p.29). Por lo que la teoría y la práctica no son dominios separados. Por el contrario, son constitutivos de la educación. 
2.      Mientras que en los curricula integrados con enfoque de competencias se evidencia que considera todas las áreas en las que se genera conocimientos o saberes. La cooperación, integración, y la participación son procesos relevantes en la adquisición de competencias para su reconocimiento y evaluación redimensionando el ejercicio profesional en el marco de la educación permanente o para toda la vida en los ámbitos formal, no formal, informal. Uno de los propósitos del currículo por competencias consiste en la garantía de movilidad del estudiante y la debida articulación de los sistemas educativos de los países.
 En este sentido, la autora mencionada se detiene a enfatizar en este enfoque curricular al referirse al proyecto Tuning para Europa (2003) y el proyecto Tuning para América Latina (2006) cuyos propósitos son: permitir la movilidad escolar, laboral y profesional, la interrelación económica entre los países, el énfasis en la calidad a partir de estándares internacionales, la tendencia a homogeneizar referentes culturales, la acreditación de experiencias y aprendizajes, de acuerdo con planes estratégicos de carácter internacional, planetario, sectorial, regional y local sobre la base de criterios de validación de intereses comunes, la priorización de ideas de excelencia, calidad, eficiencia y vincularlos con la certificación y evaluación de la calidad educativa.  
3.      La tercera tendencia se expresa en términos de flexibilización curricular en la forma de currículo flexible el cual es un plan de estudios abierto donde el estudiante y la figura de un asesor construyen el trayecto académico. Hay oferta de cursos, actividades académicas y constante renovación, cursos obligatorios y la efectividad se logra con la revalidación o acreditación de estudios cursados en otras instituciones. Existe libertad de cátedra para incorporar, reformular, reducir o ampliar contenidos educativos, incluir la utilización de nuevas tecnologías de información y comunicación, creación de ambientes que favorezcan los aprendizajes. Se sustenta este punto con la posición de Fernández (2004) quien puntualiza “atender las necesidades a las necesidades de formación de los estudiantes ante todo, así como permitir la adaptación y mejoramiento permanentes en los diferentes niveles de cambio en el sistema seguimiento del impacto de los mismos” (p. 219).
De acuerdo con esta explicación el principal desafío de la flexibilidad curricular es asumir cambios en los procesos, tecnologías, estrategias de desarrollo y evaluación curricular, la posibilidad de transferencia de un curriculum a otro o de una institución a otra en un mismo país y en países distintos. Las regulaciones o normas y procedimientos representan un obstáculo para la flexibilidad del currículo, tendencia ésta que todavía se debe valorar.
4.      Por su parte la hibridación o convergencia de especialidades y a la profundización en las herramientas intelectuales es la cuarta tendencia internacional en reformas educativas. La hibridación combina y convierte el saber en nuevos campos especializados. De forma que tiene como efecto la conformación de nuevas disciplinas y la desaparición de algunas existentes, todo ello debido a la evolución de los campos del saber al incrementarse el patrimonio cognoscitivo en un ámbito del conocimiento promoviendo la emergencia de campos, subcampos, áreas, nichos de saber.
Sin embargo, puede ocurrir, según Barreto (s/f):

la desaparición de unas disciplinas, por la evidencia de baja coherencia interna, la escasa investigación o insuficientes publicaciones y, en consecuencia, baja producción de conocimiento; o la creación de nuevas disciplinas a partir de las extinguidas, pero también por combinación con otras ramas del saber y la aparición de conocimientos relevantes que le otorguen ese carácter.

            Surge la especialización de las disciplinas en un proceso dinámico justificada por la desaparición de disciplinas y la emergencia de nuevos conocimientos.  Interesante es la noción de metacurriculum cuyo énfasis en la formación de los estudiantes en estrategias de aprendizaje, el desarrollo de sus capacidades de pensamiento, el desarrollo de actitudes y motivación orientadas al estudio y a la investigación, la adquisición de habilidades complejas, la aparición de estrategias de cooperación y autogestión del aprendizaje, la toma de decisiones y la solución de problemas como nuevas maneras de tratar los problemas educativos para el aprender a aprender significativamente.
Resalta el empoderamiento de las personas en lo intelectual, lo humano y lo social mediante actuaciones de los agentes educativos e incluso proyectos, los programas de fortalecimiento, las tutorías, el aprendizaje situado en escenarios reales, el servicio a la comunidad, sobre la concepción del aprendizaje experiencial y mediado y de la solución de problemas con relevancia interdisciplinar y social.
5.      Precisamente, las visiones inter, multi y transdisciplinares en el curriculum es la quinta tendencia con dos perspectivas: una que refiere los temas o ejes transversales, ideas y experiencias españolas, y contemplada en los currículos latinoamericanos pensados en el fortalecimiento ético del curriculum, el desarrollo humano integral y la formación de personas comprometidas con sus entornos social, educativo, entre otros. La segunda perspectiva consiste en la inclusión de estos ejes transversales al plan de estudios en los diferentes cursos y actividades.
6.      La adopción y uso de las TIC en la educación es la sexta tendencia. La tecnología participa de la sociedad y la cultura no solo para obtener de información sino también ejerce un rol de importancia en los procesos educativos. Esto último difiere de la tecnoadicción que responde a casos de dependencia y alienación separados de los fines educativos. Lo central es sopesar las ventajas de estas tecnologías y su óptimo aprovechamiento en la educación.
7.      La séptima tendencia es la promoción del desarrollo humano, así como al fortalecimiento de la dimensión ética, ofrecer una formación integral a la persona, en búsqueda y el logro de mayor bienestar, responsable de su destino y haga aportes a la sociedad y su avance. Se trata de la incorporación en los currículos de estrategias para que cada persona metacognitivamente entienda como se produce su aprendizaje, identifique y potencie sus posibilidades, reconozca sus limitaciones y haga uso efectivo de las habilidades particulares en cada situación de toma de decisiones o ante la solución de problemas.
8.      La tendencia a elaborar currículos que incorporen la pedagogía por proyectos es la octava. La pedagogía desde esta perspectiva es un campo social e interdisciplinario que debe posibilitar la reflexión sistemática y crítica de los procesos que se viven en el ámbito escolar. La pedagogía sustentada en proyectos motiva a la investigación y la discusión permanente derivándose de ellas el enriquecimiento en el tratamiento de soluciones a problemas de tipo personal, pedagógico y socioeducativos.
9.      Con carácter altamente inclusivo expresado en la formación para el compromiso social y programas para la población excluida del sistema educativo se evidencia una novena tendencia. Tales programas que se desarrollan en escenarios no convencionales se traducen en las políticas de extensión universitaria, los programas y proyectos de voluntariado y ayuda técnica a discapacitados, farmacodependientes, víctimas de la violencia, los programas dirigidos a comunidades rurales, las nuevas estrategias educativas de masificación y atención a poblaciones marginadas, entre otras.  Estos rasgos impregnan los curricula de una fundamentación socio-comunitaria, experiencias reales para el docente, consolidación de su práctica pedagógica, su dominio en un campo del saber y trascender el carácter informativo.
10.  La incorporación de manifestaciones del curriculum oculto al curriculum en acción representa la novena tendencia. El curriculum en la forma de planes y programas constituye el curriculum prescrito o formal más los lineamientos oficiales  derivados de su proyecto educativo institucional. Según la autora ya mencionada por diversas razones se origina una situación caracterizada por la complejidad al existir una separación entre el curriculum formal y el curriculum real. En relación con esta tendencia, es relevante lo que afirma Torres (2005) “Este curriculum juega un papel destacado en la configuración de unos significados y valores de los que el colectivo docente y el mismo alumnado no acostumbran a ser plenamente conscientes”. Se deduce por tanto la valoración en el marco de las denominadas teorías de la reproducción de este corpus teórico y su aporte a la transformación y mejora de las condiciones de vida de la comunidad perteneciente al área de confluencia de la institución educativa.
11.  La última tendencia explicitada por Barreto consiste en la revisión permanente de las ofertas de titulación en las universidades y el perfil de quienes se forman. Con esto quiere significar que desde la necesidad de revisar institucional y periódicamente la ofertas de carreras y especialidades, los títulos que se otorgan y el perfil en correspondencia con los cambios en los ámbitos del conocimiento. La internacionalización del conocimiento y los avances en la ciencia y la tecnología obligan a la actualización y adecuación pertinente.
Considerando lo antes planteado en el referente legal de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999) existe vinculación con las distintas experiencias curriculares que se han puesto en práctica en el país. En su artículo 102 se refiere a el respeto a todas las corrientes del pensamiento para desarrollar el potencial creativo de cada ser humano, el ejercicio pleno de su personalidad, lo ético del trabajo y la educación, la participación, la transformación social e identidad nacional desde las perspectivas latinoamericana y universal es la referencia fundamental de tales reformas curriculares en el ámbito educativo venezolano.
A modo de balance y sobre la base de esta afirmación se evidencia la aplicación y desarrollo de las visiones de currículo distintas en distintas épocas o momentos históricos. Se vislumbra incluso una convivencia desde el eclecticismo de propuestas o enfoques curriculares. En otros momentos una tendencia curricular predomina sobre otra orientando el proceso educativo desde una ontología, epistemología y metodología específicas.
La educación integral, de calidad e inclusiva en la misma Carta Magna en su artículo 103 demanda una tarea ineludible desde la perspectiva histórica para ello se invita a reflexionar: ¿Cuáles han sido las tendencias o reformas curriculares predominantes en la educación venezolana? ¿Cuál es la relevancia de considerar la perspectiva histórica, política, económica y social en el estudio del desarrollo del currículo en Venezuela? ¿Para qué es importante estudiar y analizar las relaciones entre teoría, investigaciones curriculares y las prácticas actuales?
Ante lo expuesto, se dimensiona el valor que posee la evaluación curricular. Según Posner (2001) al describir y analizar la evaluación curricular y sus propósitos sostiene que “es proporcionar información para tomar decisiones sobre los individuos y el currículo” aclara que hay decisiones sobre los individuos, decisiones curriculares, métodos para evaluar individuos y currículos además de incluir lo concerniente a la información resultante de la evaluación de los currículos (p. 240).
REFERENCIAS:

  Barreto de Ramírez, N. (s/f). Tendencias curriculares a considerar en los procesos de cambio
                 educacional. UPEL-Instituto Pedagógico de Miranda “José Manuel Siso Martínez”.

 Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999). Gaceta Oficial de la
          República Bolivariana de Venezuela N° 36860 (Extraordinaria) diciembre 30.1999.

 Fernández, A. (2004). Universidad y currículo en Venezuela: Hacia el Tercer Milenio.
Venezuela: UCV, Comisión de Estudios de Postgrado, Facultad de Humanidades
 y Educación.

Kemmis, S. (1998). El currículum más allá de la teoría de la reproducción. Madrid:
               Ediciones Morata, S.L.

Posner, G.( 2002) Análisis del curriculo. Bogotá: Mc Graw Hill.
Torres, J. (2005). El curriculum oculto. Madrid: Ediciones Morata, S.L.


SOBRE EL ENFOQUE DE COMPETENCIAS, COMPLEJIDAD Y CURRÍCULO.
Autor: Prof. MSc. Félix A. Vargas A.
Correo electrónico: felixvargas2007@gmail.com


            En estos tiempos en los que hay un interés en el humanismo, Venezuela está inmersa en un marco de debate y discusión en torno a la educación; situación ésta que justifica el análisis crítico de enfoques o “modelos” curriculares.  Es el propósito de este texto describir el enfoque de competencias de modo que se valore sus bondades y limitaciones. Con esta tarea se aborda la conceptualización de competencias en el ámbito educativo desde la perspectiva de la complejidad y las limitaciones epistemológicas, filosóficas y pedagógicos presentes en la concepción curricular. 

            En este sentido, UNESCO (1996) en el denominado Informe Delors aborda las problemáticas propias de la sociedad del conocimiento. Su énfasis reside en la necesidad de seguir aprendiendo a lo largo de la vida para reducir así la exclusión social. Al respecto, Medina (s/f) afirma que éste es “un problema claramente educativo, como reconocen los autores, que nos enfrenta a uno de los más importantes desafíos que ha de abordar la educación ahora que se inicia el siglo XXI”. Esta situación se evidencia al acentuar la dependencia de las competencias y conocimientos que el individuo haya logrado adquirir a lo largo de su vida. 

De esta manera, el polisémico término “competencias” se puede conceptualizar como “procesos complejos de desempeño con idoneidad en determinados contextos, teniendo como base la responsabilidad” (Tobón, citado por Tobón y otros, 2006, p. 100). De acuerdo con esta conceptualización, en ella prevalece la influencia del sentido de la complejidad con un enfoque socioformativo.

Sobre este particular, el enfoque socioformativo deriva en desafíos debido a que exige procesos complejos de desempeño, idoneidad y compromiso ético (Tobón y otros, 2006) ya que se basa en el análisis, comprensión y resolución de problemas contextualizados y la elaboración de proyectos, al trabajo en sesiones presenciales y el tiempo de trabajo autónomo y busca generar interés y retos de aprendizaje en los estudiantes.

Se deduce que la puesta en práctica de competencias se traduce en una complejidad en el plano pedagógico expresado en facultades o capacidades de naturaleza cognitiva, actitudinal y procedimental con la finalidad de prepararlo para su tránsito social, laboral, profesional. Con el enfoque de competencias se supera la visión fragmentaria de la educación tradicional que aún traslada el docente al ambiente de aprendizaje mediante conocimientos sin pertinencia y desde la figura de disciplinas o asignaturas creando compartimentalización del saber.

Siguiendo la misma línea, los pilares que impulsan el enfoque por competencias se afianzan en ser, saber, hacer y convivir (UNESCO, 1996). De este modo, el paradigma de competencias tiene una visión integral de la educación para formar en su totalidad a la persona orientados estos esfuerzos a establecer vínculos sólidos entre la escuela y la sociedad. Por consiguiente, la enseñanza por competencias conlleva la redefinición de los propósitos del currículo y redimensionar los contenidos programáticos de forma tal que el currículo resulta en un  todo integrado.   

A modo de balance, el enfoque de competencias es una herramienta de actualización permanente aunado a la necesaria indagación científica sobre los procesos desarrollados en los ambientes de aprendizaje. Esta concepción requiere una configuración específica del docente y de sus metodologías de enseñanza. Sin embargo, es un enfoque que ha encontrado defensores y detractores a pesar que se adecua a los lineamientos de organismos internacionales en cuanto a educación permanente o a lo  largo de la vida y para todos. Estructurar una base teórica sólida es un reto que se le plantea como parte de los cuestionamientos. Un currículo flexible, integrador que favorezca por tanto un aprendizaje permanente es su característica distintiva.

Como interrogantes generales de cierre planteo: ¿Es suficiente ubicar el fundamento para promover el cambio curricular en nuestro país de acuerdo con las tendencias a revisar mediante la educación comparada? ¿Existe un fundamento epistemológico en el contexto regional y local a seguir? Es aquí donde existen temas polémicos para debatir.


REFERENCIAS

Delors, J. (1996). La Educación encierra un tesoro. Informe a la UNESCO de la
Comisión Internacional sobre la educación para el siglo XXI. Madrid: Santillana – Ediciones UNESCO. http://www.unesco.org/education/pdf/DELORS_S.PDF

Medina F., O. (s/f). Validación de competencias y exclusión social en la
sociedad de la información. Departamento de Educación. Universidad de Las
Palmas de Gran Canaria. En Herramientas Nº 52.

Tobón, S. y otros (2006). Competencias, calidad y educación superior. Colección Alma

            Mater. Colombia: Cooperativa Editorial Magisterio.

viernes, 5 de junio de 2015

LA PRÁCTICA EDUCATIVA DEL PROFESOR INVESTIGADOR Y EL CURRÍCULUM.
AUTOR: MSc. Félix A. Vargas A.

            Stenhouse (1985, p. 194-221) desarrolla varias ideas relevantes en cuanto al profesor investigador orientado a su actuación en la mejora de las escuelas interesadas en la investigación y desarrollo del currículum. Esfuerzo éste motivado por la concepción del profesor como responsable de operativizar el curriculum además de la evidencia de la existencia de perspectivas para ponerlas en práctica.
            En este orden de ideas, el curriculum lo considera como una pauta ordenadora de la práctica de la enseñanza. En otras palabras, este autor entiende el curriculum como un modo de traducir cualquier idea educativa a una hipótesis comprobable en la práctica que requiere comprobación crítica. De esta manera, Stenhouse respalda la idea de un curriculum como medio de estudio de los problemas y los efectos de realizar cualquier tipo de enseñanza.
Piensa Stenhouse que toda investigación y todo desarrollo bien fundamentado del curriculum que se apoya principalmente en el trabajo de los profesores deben estudiadas sus prácticas por ellos mismos y no solo por los demás investigadores. Cita a Hoyle y su tipología de profesional restringido y profesional amplio. Enfatiza en una profesionalidad ampliada caracterizada por el compromiso de poner sistemáticamente en cuestión la enseñanza impartida, como base de desarrollo, el compromiso y la destreza para estudiar el propio modo de enseñar y el interés por cuestionar y comprobar la teoría en la práctica mediante el uso de dichas capacidades y disposición a permitir ser observadas sus clases por otros profesores.
            Desde estas premisas, se centra en la descripción de las técnicas para este profesional amplio. Menciona el análisis de interacciones concluyendo que este conjunto de múltiples sistemas de codificación de la comunicación verbal espontánea tiene limitaciones al ser concebida para una enseñanza transmisora sobre la base de una concepción ingenua de la conversación. Otra técnica es la derivada en categorías de “ventures” y “moves” de los estudios de Smith y colegas, Universidad de Illinois. Un enfoque atractivo es el socio-antropológico sobre la base de observaciones y toma de notas. Los resultados de Walker en este campo evidenciaron interés en la dinámica del proceso en el aula y las interacciones entre los estudiantes.  
            Nos aclara Stenhouse que lo relevante es adoptar una actitud investigadora acerca de su modo específico de enseñar con sentido crítico. Los retos teóricos y metodológicos por consiguiente se traducirán en una teoría que permitirá nuevos temas de investigación, la creación de nuevos conceptos. Mientras que en el ámbito metodológico ésta se debe asumir desde una perspectiva subjetiva altamente sensible y autocrítica al mismo tiempo reducir el efecto del umbral de la perspicacia y emerja la percepción.
Ante lo expuesto los datos se obtienen de diversas formas: la presencia de un colega – observador en el ambiente de aprendizaje, la modalidad de grabación, recolectar percepciones de los estudiantes acerca de su profesor.
Culmina Stenhouse con el análisis de experiencias en Humanities Project, Ford Teaching Project y New Era lo que demuestra la valoración de los problemas de una enseñanza basada en la investigación y sus aportes al desarrollo y actualización permanente del curriculum.
La propuesta de este autor se enfoca al mejoramiento de las prácticas educativas en los ambientes de aprendizaje, el currículum y la institución educativa. En este sentido, McKernan cuando se refiere a la transición histórica de la investigación nomotética del currículum a las nuevas formas de indagación curricular afirma que “el desplazamiento ha ido en un sentido claramente opuesto a los modelos de medios-fines racionales-directivos, hacia una concepción más moral y práctica –un modelo humanístico que abarca los conceptos de deliberación, valores, poder, autonomía y emancipación” (p.34). La ética y acciones docentes autónomas son ejes centrales de la investigación enmarcada en el mejoramiento de la enseñanza, el curriculum y la institución. De allí que según este autor la finalidad es “resolver los problemas diarios y acuciantes de los profesionales en ejercicio” (p.24)
Esta dimensión es de interés en la vinculación que se explicite entre la teoría, la investigación y las experiencias curriculares. En efecto, el docente investigador al estudiar sus propias prácticas y sistematizarlas genera referentes teóricos y metodológicos que conforman, a su vez, un marco amplio del objeto de estudio. Tal condición representa un elemento esencial en la integración curricular que todo sistema educativo experimenta con la incorporación de nuevas tendencias. Precisamente, la investigación en el aula puede motivar la introducción de innovaciones tales como las tecnologías de la información y comunicación debido a su función mediadora en la enseñanza aprendizaje.
En suma, la investigación de nuestras propias prácticas tiene retos y desafíos de orden teórico y metodológico así como los relacionados con la integración en el currículum de iniciativas que contribuyen a mejorar los ámbitos de las mismas prácticas, desarrollo y actualización curricular y la institución educativa.        

REFERENCIAS

McKernan, J. (2001). Investigación-acción y curriculum. Madrid: Ediciones Morata,
 S.L.

Stenhouse, L. (1985). Investigación y desarrollo del curriculum. Madrid: Ediciones
 Morata, S.L.


CURRÍCULO Y DIDÁCTICA.
 Autor: Prof. MSc. Félix A. Vargas A.
 Correo electrónico: felixvargas2007@gmail.com 

 Los enfoques del currículo tienen énfasis teórico en la psicología, pero también en los de carácter academicista o intelectualista, tecnológico, socio-reconstruccionista y dialéctico (Magendzo y Pinto, citados por Bolaños y Molina, 2001, p. 92). El propósito de este texto es analizar las diversas concepciones del currículo y generar argumentos propios acerca de sus vinculaciones con la didáctica. La intención consiste en describir desde autores la existencia de distintas tipologías de concepciones y fundamentos del currículo y su influencia en la didáctica. 

Se plantea por tanto que en la práctica educativa el docente es quien hace operativo el currículo en el ambiente de aprendizaje con su toma de decisiones ante interrogantes tales como: ¿qué enseñar?, ¿cómo enseñar?, ¿cuándo enseñar?, ¿qué, cómo y cuándo evaluar? Por esta razón comprender es importante así como lo son identificar, distinguir y analizar las diversas concepciones y fundamentos que orientan el diseño curricular. No obstante, es oportuno aclarar que el profesorado enseña y aprende de acuerdo con los enfoques curriculares recibidos en su formación inicial, incluso con las concepciones epistemológicas, metodológicas, teóricas, que refleja en sus estilos de enseñar en relación compleja con otros factores (Gimeno S., 1991, p.6-7). 

Vistas estas consideraciones es pertinente proponer el recorrido que se inicia con la descripción de las concepciones curriculares prevalecientes en la didáctica. 

En la primera concepción, según Estebaranz G. (1999) el currículo se entiende como una estructura organizada de disciplinas de manera integral y secuencial con fines de control en la educación. Distinguiéndose, Dewey y Bobbit con su “innovación” de la concepción curricular en la que incorporan la organización en asignaturas con el profesor como un planificador y un director de experiencias educativas. Es así como se bifurcan estos enfoques: por un lado los conservadores y por otro los innovadores apoyados en la experiencia como valor del currículum cimentado en las necesidades de los niños, educando la mente para el desarrollo individual. 

El currículo como campo de actividad profesional representa la tercera concepción y destaca el concepto de currículo como plan de instrucción planteado por Gimeno y Pérez Gómez, 1983; Ferrández, 1990, citado por Estebaranz (1999, p.150). 

Abarca toda la gama de experiencias dirigidas y no dirigidas que se demuestran en las habilidades individuales así como las experiencias formales obtenidas en la escuela. La cuarta concepción se centra en la búsqueda de la eficacia en el currículum. Se entiende el modelo curricular como un proceso tecnológico de producción para el logro de los propósitos de quienes toman decisiones. Es denominada posición tecnológica o hiperracional. Los individuos no se interesan por la búsqueda de sentido del currículum o la dirección del mismo sino que, por el contrario, importan los medios para la obtención de resultados eficaces. 

En este orden de ideas, se cuestiona el enfoque tecnológico del currículo al emerger dos tendencias. Una conformada por los neoconservadores quienes mantienen materias, métodos y procedimientos tradicionales. La otra tendencia se constituye en reconstruccionistas al impulsar un currículo como factor de cambio social sustentada en los aportes de la psicología del aprendizaje con mucho énfasis en los procesos de desarrollo cognitivo, personal y social.

Considerando lo antes expuesto se puede identificar como la didáctica se orienta por los lineamientos filosóficos, epistemológicos, psicológicos, sociológicos generando una tendencia o corriente cuya naturaleza así lo refleja. En este sentido, interesante resulta el análisis del currículo en las ideas de Posner (2001) en cuanto a las cinco perspectivas teóricas a las que denomina tradicional, experiencial, estructura de las disciplinas, conductista, y cognitiva (p. 48-49). Esta tipología motiva a pensar en la diversidad de enfoques existentes que están implícitas. Así pues, cada perspectiva es un conjunto de enfoques que le da forma al currículo. Por tanto, existe un eclecticismo curricular al ser cada perspectiva herramienta de análisis y de orden pedagógico. 

Con esta idea se intenta un análisis curricular que defiende el supuesto de un eclecticismo reflexivo al cuestionar modelos curriculares con base en una perspectiva teórica al destacar junto con Schwab citado por Posner (2001, p. 275) las limitaciones del alcance del currículo, la abstracción y la pluralidad teórica. Por tanto, esta decisión supone un esfuerzo por superar una perspectiva en función de la complejidad que posee la planificación curricular.

En este sentido se comprende que el análisis del currículo pretende la mejora del mismo y de los procesos didácticos que el docente desarrolla en el ambiente de aprendizaje. Se trata de un modo integral y complementario que justifique la necesidad de preparar una mente lúcida en los estudiantes acorde con la denominada planetarización o era planetaria. 

A modo de conclusión, se evidencia una diversidad de concepciones del currículo que varían de un autor a otro. Sin embargo, se entiende que son referentes para el análisis y comprensión del currículo así como para precisar los cimientos o fundamentos que las sustentan. Ahora bien, el docente es quien aplica o desarrolla el currículo y sus diversas manifestaciones en el ambiente de aprendizaje con la impronta de su formación, las teorías y sus perspectivas epistemológicas. La didáctica ha evolucionado históricamente demostrando los enfoques particulares que no niegan su complementariedad. Los contextos social, cultural e histórico están entre los elementos que pueden unificar un modelo curricular, previo análisis riguroso de sus componentes. 

De allí pues que el docente protagonista de la implementación del currículo y agente de la didáctica debe mantenerse atento a los puentes entre ellos para actualizar el primero mediante la investigación educativa y convertir en un proceso creativo e innovador al segundo. 

REFERENCIAS

 Bolaños B., G. y Molina B., Z. (2007). Introducción al currículo. Costa Rica: Editorial Universidad 
      Estatal a Distancia. 

 Estebaranz G., A. (1999). Didáctica e innovación curricular. Sevilla, España: Universidad de Sevilla.
      Serie Manuales Universitarios, Número 25. 

Gimeno S., J. (1991). El Curriculum: una reflexión sobre la práctica. Madrid: Ediciones Morata.

Morín, E. (1999). Los sietes saberes necesarios para la educación del futuro. Paris: Organización de 
      los Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO)