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sábado, 17 de agosto de 2019

UNA MIRADA SOCIOLÓGICA DEL CONOCIMIENTO: Mignolo y Bourdieu. Desde “La Geopolítica del conocimiento y la diferencia colonial” y “El Campo científico.


UNA MIRADA SOCIOLÓGICA DEL CONOCIMIENTO: Mignolo y Bourdieu. Desde “La Geopolítica del conocimiento y la diferencia colonial” y “El Campo científico.
Por: Félix A. Vargas A.


            Para abordar este esfuerzo de lectura, análisis y crítica hemos seleccionado dos obras que se insertan en la perspectiva sociocrítica y decolonialista para ajustarnos a los criterios planteados en este ejercicio de reseña bibliográfica. La primera de ellas le pertenece a Walter D. Mignolo cuyo tema se enfoca en “La Geopolítica del conocimiento y diferencia colonial”. En ella, Mignolo desarrolla como propósito explicitar el concepto de diferencia colonial epistémica que se deriva de la colonialidad del poder y que trasciende las posiciones de la derecha y la izquierda en cuanto a alcances epistemológicos resultado de la globalización y la universalidad. Específicamente, Mignolo intenta comprobar su intuición que Dussel, Wallerstein y Quijano se ubican en posturas opuestas.
            Para cumplir con tal propósito e intuición, subdivide Mignolo su desarrollo teórico en cinco subtemas orientadores de su discurso: la civilización occidental y el sistema mundial moderno/colonial, la filosofía de la liberación y la descolonización de las ciencias sociales, el capitalismo histórico y la colonialidad del poder, la colonialidad del poder, dependencias y eurocentrismo, eurocentrismo y geopolítica del conocimiento y cierra este escritor con una conclusión que resume los principales argumentos desarrollados en su texto. Interesante pero complejo discurso que amerita un ejercicio de discernimiento y análisis y relación al tomar y entrecruzar perspectivas de autores diversos.
            Vistas estas consideraciones preliminares, este autor sostiene que el concepto e imagen de modernidad se separan de aquellas que definen y simbolizan al sistema mundial moderno. El lenguaje y el sistema de léxicos de las ciencias sociales son criterios distintivos del sistema mundial lo que le permitió a estas participar del cuestionamiento de la modernidad ante la entrada del postmodernismo a lo que Dussel prefiere significar como  de transmodernidad.  En esa perspectiva crítica, se sitúa el análisis del sistema mundial derivando en la inferencia de una modernidad y una colonialidad que son inseparables, la segunda es un elemento constitutivo de la primera y no una consecuencia.
            Estos son los ejes temáticos que puntualiza Mignolo en su primer subtema. El segundo se enfoca en la teoría de la dependencia la cual ha sido muy criticada permaneciendo intacta en su razón de ser. Se consolida, según este autor, la dependencia como la estrategia principal para ejercer el poder colonial lo que implica una respuesta externa mientras que el análisis del sistema mundial equivale al estudio crítico interno. Ello conduce a concebir la expansión occidental en los órdenes económico, político, educativa e intelectual sin que se considerará en las diversas perspectivas la diferencia colonial epistémica lo que origina una solicitud de un nuevo sentido común de De Sousa.  Mignolo desmitifica la intención de planetarización de las ciencias sociales de Wallerstein calificándola como una opción colonizadora intelectual.
Continúa Mignolo con un cuestionamiento de las ideas de Vattimo y su ontología hermenéutica del ocaso y la contrapone  a su concepción de geopolítica del conocimiento del sur, argumentando la imposibilidad de la filosofía occidental de ser una filosofía política de inclusión. Niega la colonialidad del ser como una continuación de la filosofía del ser occidental desprovista de historicidad y hace emerger una necesaria perspectiva desde un punto geográfico y considera además la diferencia colonial epistémica.  Elementos que vienen a enriquecer los puntos de vista y la visión para quienes no somos expertos en estos estudios filosóficos, sociológicos o en general esfuerzos intelectuales.
Aún más, Mignolo avanza en su discurso introduciendo el análisis de las ideas de Deloria y Bernasconi al coincidir el primero con Dussel en separarse de las cosmologías occidentales mientras que el segundo motiva a pensar en la filosofía deconstructivista y reconstructivista africana orientada a  una deconstrucción desde la exterioridad para una descolonización de la filosofía como un proyecto de liberalización. Pues de esta manera la transformación del saber y de lo social se origina en cambiar la precariedad por una descolonización del saber.
En esta perspectiva y en concordancia con lo expuesto Mignolo se adentra en el capitalismo histórico y la colonialidad del poder. Para ello toma como clave la concepción de capitalismo histórico de Wallerstein centrado en la expansión histórica del capitalismo y su gradual transformación adoleciendo de incluir la exterioridad económica que gira alrededor de la plusvalía.  El estudio de Wallerstein resulta para Mignolo herramienta útil que le permite argumentar con una analogía entre filosofía y economía la debilidad del sistema político socialista de no superar el deseo de acumular riquezas que caracteriza al sistema capitalista por encima del deseo de contribuir.
  Precisamente, este argumento lo conduce a ingresar al terreno de la exclusión de la diferencia colonial que obliga al estudio y análisis desde la exterioridad. Luego, se dedica al análisis de categorías tales como el racismo y la universalismo discutidas por Wallerstein quien según Mignolo olvida el colonialismo luego de desmontar ambas. Caso opuesto el de Quijano y Dussel quienes con sus conceptualizaciones de colonialidad del poder y transmodernidad se orientan a tal fin. Producir, transformar y expandir unas ciencias sociales independientes de aquellas eurocentradas es la tarea propuesta.
Así, pues, alcanzamos el cuarto peldaño de la estructural discursiva de Mignolo en la que descompone sus perspectivas de colonialidad del poder, dependencias y eurocentrismo. En el mismo sostiene este autor que existe una modernidad con una colonialidad como elemento constitutivo y ello intencionalmente desde las miradas geopolíticas de la civilización occidental y el sistema mundial moderno-colonial con el apoyo de la noción de re-originalización de Quijano. Se crea así una relación entre colonialidad actual y post-colonialidad o colonialidad global. Lo que inquieta a Mignolo para proponer la urgencia de pensar y producir conocimientos desde la diferencia colonial.  
El último nivel de argumentación de este autor lo dirige al estudio y análisis del eurocentrismo y geopolítica del conocimiento insistiendo en los límites que impone la diferencia colonial epistémica lo que resulta en el cese de la validez de la epistemología occidental provenga de derechas o izquierdas. No es suficiente sustentarse en el universalismo o la globalización tal y como lo hace Zizek, a propósito, luego de analizar su analogía nos ofrece su propuesta de pensamiento límite: la diversalidad como red que se opone a la universalidad en función de criterios transversales.
El autor en cuestión expresa un aporte importante en la forma del diferencia colonial epistémica mediante el análisis minucioso de autores situados en diversas disciplinas como la filosofía, la sociología y los de talante intelectual. Ello representa una contribución excepcional que debe dejar el sabor de no ser una propuesta más para quienes como él defienden la especificidad epistémica de los colonizados del sur. Sin embargo, nos deja una inquietud en la necesidad de definir o precisar si es una búsqueda más, en que estadio de esa búsqueda se encuentra o si por el contrario es un esfuerzo aislado, desintegrado del todo que representan los esfuerzos de quienes por su lado indagan en la misma dirección. Mención aparte merece una inserción que se quiere dilucidar o mejor se plantea para la reflexión y posterior discusión. La necesidad espiritual del hombre tiene una huella histórico-evolutiva que según él se debe complementar con el espacio vinculado a la dimensión política. Pues bien, la interrogante se orienta a dudar si la importación de la religión o la cristianización además de un mero elemento colonizante, de representar una cortina o barrera no es más bien la necesidad de asumir una actitud natural que siempre ha existido en la Humanidad. Basta recordar las huellas de tal naturaleza en las grandes civilizaciones de América Central y del Sur.
En otro orden de ideas, la actitud crítica científica en el seno de la filosofía o la sociología tiene connotaciones de orden científico, sin embargo, como estrategia contribuye a buscar una etapa resolutiva de las problemáticas y en algunos casos a reelaborar procesos que como la epistemología así lo requiere para su sentido y valor regional. La diversalidad trae consigo nuevas complejidades que dejan como desafíos la conformación de novedosas metodologías que deben conforman un cuerpo integrado de propuestas para darle forma y solidez a esa epistemología de la diferencia colonial  que menciona Mignolo.  Y se afirma lo anterior por el cuestionamiento implícito que se hace al paradigma integral de la complejidad cuyo exponente es Edgar Morín. Es decir, la propuesta de Mignolo, intencionalmente o no,  en ideas en círculo aterriza en la idea de complejidad moriniana.
Incluso en su análisis de los autores adopta un enfoque multidisciplinario y hasta transdisciplinario al observar el valor para la ética, la política y otras áreas de la geopolítica del conocimiento y diferencia colonial.  Concepción multidimensional del objeto de estudio requerida para una construcción de lo cuestionado.
La segunda obra a reseñar es “El campo científico” de Pierre Bourdieu con el fin de extraer aportes relevantes para los objetivos de nuestras tesis. Estructura Bourdieu su texto en subtemas guías de su discurso: la lucha por el monopolio de la competencia científica, la acumulación del capital científico, capital científico y propensión a invertir, el orden científico establecido, de la revolución inaugural a la revolución permanente y la ciencia y los doxósofos. Así, Bourdieu inicia con una idea central: el campo científico es un espacio en el que la competencia es una lucha por el monopolio de la autoridad científica, entendiéndose campo científico como es un sistema de relaciones objetivas entre posiciones adquiridas anteriormente.  
En ese orden de ideas, se trata de un reconocimiento social en sincronía con el incremento de los recursos científicos  acumulados y la autonomía del campo el cual produce y lleva implícita formas de intereses en dualidad: intrínseco y extrínseco. Las prácticas derivan en la búsqueda de autoridad científica determinada por un interés. De tal manera pues que los conflictos epistemológicos son una clara señal de conflicto político por tanto este sociólogo francés pretende delimitar su enfoque al ámbito epistemológico. Es así como un investigador hace su trabajo interesante tanto para él como para los otros sin descuidar lo que representa la respetabilidad académica. De allí que al recordar el campo científico como un escenario de antagonismo político por la consecución del dominación científica el investigador se vuelque al beneficio científico del reconocimiento. 
Vistas las anteriores consideraciones, la autoridad científica sustancialmente es un capital social traducido en clientes representados en sus competidores quienes le reconocerán sus productos. Ello obliga a someterse a los cánones impuestos en cuanto a concepción de ciencia de la autoridad dominante en el ámbito científico en función de sus intereses. Muy relevante es la discusión abordada por Bourdieu sobre el descubrimiento como hecho científico, el derecho de propiedad científica que remite al debate epistemológico entre la visión positivista y las posturas interpretativas y sociocríticas alimentando las luchas científicas en el seno del campo científico.
Precisamente, la autoridad científica afirma este sociólogo es aquel capital que puede ser acumulado, transmitido y reconvertido al cuidar una carrera exitosa en términos de reputación y prestigio fundamentados en criterios de valor distintivo y originalidad incluso en escenarios de administración o detentación de cargos de autoridad. En relación con esta afirmación el concepto de visibilidad (relativa o intrínseca) es un concepto crítico y que puede incluso asumirse como un patrón injusto que coloca al inexperto o al experto desinformado en situación de desventaja.
La estructura del campo científico en sus transformaciones es intermediada por las estrategias de conservación o de subversión de la estructura dada la comprensión de los cambios en virtud de las inversiones en la investigación en la administración científica. La lucha científica y política se expresa en formas que dependen de la estructura del campo en tanto monopolio del capital específico de autoridad científica y la competencia en condiciones equitativas de distribución del capital entre todos los competidores conformándose el derecho de entrada.
Resultado de esta competencia el campo autónomo se va estructurando homogéneo en la medida que los recursos científicos acumulados se incrementan originando así la posibilidad de transformaciones permanentes en pequeña escala en confrontación con la ciencia oficial, el sistema de enseñanza en el que se producen y reproducen los bienes científicos entre otras funciones y los instrumentos de difusión destinados a la consagración de quienes producen sus bienes científicos. Sin embargo los dominados o recién llegados ejercen su poder de decisión al seleccionar estrategias de subversión o de sucesión en la invención resolucionadora o la invención herética planteada al orden científico establecido. Un rol fundamental sostiene Bourdieu lo cumple el habitus científico inculcado por el sistema de enseñanza.
De esta manera, se impone un dilema que invita a reflexionar sobre el vínculo entre el orden social y el orden científico en el que el primero debe ajustar las condiciones para que la verdad sea el principal interés más no los intereses específicos de quienes están involucrados en el segundo. La marca ideológica se refleja en las teorías parciales de la ciencia y sus transformaciones. La cientificidad queda sepultada en detrimento del avance científico, más aún, todo propósito de cambiar el orden científico lo interpreta Bourdieu como “revoluciones contra el orden establecido”. Sin embargo, este efecto se reduce si la institución acompaña la intención de transformación lo que incide en la eliminación de las consecuencias políticas, denominado por este sociólogo como “dogmatismo legítimo”.   
En consecuencia, lo impensado, la doxa o la influencia de los doxósofos se debilita en razón de la fuerza e intensidad del antagonismo generado en el seno de la estructura de campo. Colaborando a ello las disfuncionalidades tales como el secreto y el rechazo a la colaboración. A propósito de los doxósofos y la ciencia está última es validada colectivamente por los que representan sus fundamentos, lo que el sistema de enseñanza trasmite y los mecanismos institucionales instaurados para garantizar la selección social y escolar de los investigadores, su formación, el control para utilizar los instrumentos de investigación y su publicación. Todo ello bajo la figura de la doxa de censura para unos y de denuncia para otros, ambas plenas de arbitrariedad social. En este escenario los doxósofos, sabios en apariencia o sabios aparentes, se desvinculan del orden social al monopolizar ciertas prácticas o de reflexión de sus prácticas mediante el uso de jergas eruditas para efectos de una falsa ruptura propios de campos sin autonomía.
Continúa Bourdieu en su discurso con la idea de la inexistencia de la ciencia neutra por considerar que la ciencia social participa en la lucha política otorgándole carácter de ciencia autónoma y cientificidad a la sociología, en contraposición de aquellas que imitan el valor acumulativo o la apariencia de la acumulación. Y frente a sus adversarios emiten estrategias de cierre o de denegación generando un círculo de intimidad. En estas condiciones plantea este sociólogo cabe destacar la figura de los adversarios cómplices quienes en realidad son los que ejercen el control y la censura. Por ende, la transformación de los principios del funcionamiento del campo científico es la clave para invertir la relación de fuerzas en el mismo.
De acuerdo con ese planteamiento,  la sociología de la ciencia no es relativista, tiene claras definiciones de la diversidad de posiciones relacionadas con representaciones de la ciencia traducidas en posturas epistemológicas que en realidad reflejan la ideología. En suma, Bourdieu refrenda su texto afirmando que el buen sociólogo se distingue por tomar como objeto a sus adversarios y sus estrategias y el juego que dirige sus propias estrategias asomando su posible gobierno o dominio de su sociología y su metasociología.
Muy a propósito de los lineamientos epistemológicos, sociológicos, filosóficos, teóricos que inciden en nuestros países del sur, Pierre Bourdieu aporta el paralelismo del concepto de campo científico que por mucho que debatamos o nos rebelemos siempre estará inmerso en nuestra específica sociología. Obligada reflexión acerca de lo que Bourdieu sostiene para los investigadores, sus decisiones y su carrera porque existen adversarios cómplices.
De modo pues que Mignolo aborda la diferencia epistémica colonial como un categoría de análisis clave para entender el decolonialismo desde la contraposición con posturas epistémicas de otros autores o teóricos: Dussel, Wallerstein, Quijano, entre otros. La deconstrucción crítica de Mignolo de las narrativas de estos autores configura su epistemología del sur, una epistemología regional, decolonizante. Se entiende que se avecina una construcción teórica regional con categorías propias y cuya esencial pretensión es visibilizar la diversidad de historias locales que posibilitan su emergencia desde la marginalidad.
La descolonización se erige como un proceso complejizante mediante el cual se asumen los retos y desafíos de la superación de los rezagos epistemológicos relacionados con los modos de interpretar y comprender la realidad, el poder, el ser ontológico. En virtud de ello, se considera la necesidad de crear un mundo sin excluidos tributados éstos por los beneficios del buen vivir y el bien común. Es un mundo pluricultural entretejido por el diálogo de saberes con una nueva convivencia.    
Mientras tanto en el lado de Bourdieu se encuentra la conceptualización de campo científico. Su elaboración representa un esfuerzo para comprender e interpretar las relaciones existentes en el mundo científico, en la comunidad científica como un todo totalizante y de naturaleza social.   
Obras reseñadas:
Mignolo, W. Geopolítica del conocimiento y diferencia colonial. Academia. Revista sobre
enseñanza del Derecho año 9, número 17, 2011, págs. 67-84. Buenos Aires, Argentina (ISSN   1667-4154)

Bourdieu, P. (s/f) El campo científico. Publicado originalmente en Actes de la recherche en sciences sociales, No. 1- 2, 1976, bajo el título Le champ scientifique. Traducción de Alfonso Buch, revisada por   Pablo Kreimer.


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